El encargo planteaba el proyecto de siete garajes independientes cuyo diseño debía servir como prototipo para posibles actuaciones futuras en otros lugares de las cuencas mineras asturianas. Con esta iniciativa se pretendía proponer una alternativa a las numerosas construcciones auxiliares que generalmente, de forma arbitraria y clandestina, se asientan en buena parte del territorio asturiano y especialmente en los valles mineros. La solución debía propiciar también un proceso de fabricación estandarizado.
Teniendo en cuenta los efectos que podría plantear la repetición de un determinado tipo y las variadas ubicaciones que podían plantearse se buscó una forma sencilla que estuviese dotada al mismo tiempo de una acusada singularidad. La forma cilíndrica (abovedada) elegida finalmente está inspirada en la sección de una mina, particularmente en el cuadro de entibación con sus postes y trabancas, consiguiendo con ello evocar el carácter predominantemente minero de las cuencas.
Al mismo tiempo, está también presente el mundo del automóvil, reflejado en el sistema de ensamblaje de las piezas metálicas (cierres frontal y posterior), en las posibilidades de diferenciación que ofrece el color en un mismo modelo y de forma más literal, en el detalle de las rejillas de ventilación.
La disposición adoptada en la Cuadriella parte de los condicionantes topográficos del terreno y de la ordenación de los edificios situados en el entorno inmediato.
Los siete garajes se sitúan alineados, conformando un previsible vial como prolongación de la incipiente calle generada a partir del antiguo edificio de oficinas de Hunosa y del conjunto de viviendas pareadas situado en la acera opuesta.
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